miércoles, 22 de julio de 2009


La informática permite hoy en día elaborar cualquier creación de la mente humana en cuestión de horas: Literatura, periodismo, música, arquitectura, ingeniería, etc. se sienten favorecidas y a la vez fagocitadas por la voracidad de esa nueva tecnología que las potencia y las condiciona. Ya casi nada existe sin pasar por la informática. Ella ha sido el gran acelerador de las comunicaciones que han empequeñecido el mundo.
Internet es el último paso adelante de la informática. La red de redes nos está permitiendo conocer los entresijos de cualquier organización. Y la fluidez actual de la información a nivel planetario era absolutamente impensable hace una década. Hoy en día los más de cien millones de individuos de la Elite Técnica, a que antes me refería, son capaces de comunicarse entre sí sin mayores problemas. Las diferentes lenguas ya no son un obstáculo, existen traductores automáticos cuasi-simultáneos. Los diferentes horarios que suponían un contratiempo para las comunicaciones telefónicas así como los elevados costos de dichas comunicaciones, tampoco constituyen hoy un impedimento: El correo electrónico y sus prácticos buzones lo solucionan.
Además, la comunicación de ideas y proyectos mejora con la escritura pues ésta exige mayor precisión y por tanto obliga a definir mejor el propio pensamiento. Desde que dicho método de acumulación de datos e ideas apareció hace casi 6.000 años, en la antigua Mesopotamia, la humanidad ha podido acumular conocimientos de forma sistemática, y ello le ha permitido a la especie humana conquistar el planeta como no lo había hecho en los 150.000 años precedentes.
Ahora con la informática e Internet los conocimientos vuelan, “literalmente hablando” entre las mentes y generan a su vez una mayor aceleración de descubrimientos técnicos y políticos.

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